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Qué estrategia tiene Uruguay para el control de la garrapata

  • Foto del escritor: Yonnatan Santos Preste
    Yonnatan Santos Preste
  • hace 21 minutos
  • 3 Min. de lectura

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En Uruguay el problema de la garrapata ocasiona pérdidas en el sector ganadero por unos US$ 50 millones cada año. Para hacer frente a este escenario, el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) organizaron una actividad donde adelantaron los lineamientos del Plan Nacional de Lucha Contra la Garrapata que lanzará Presidencia el 26 de agosto y compartieron los aportes de la ciencia agropecuaria en la materia.


La apertura estuvo a cargo de la Ing. Agr. Mariana Espino, directora de INIA Salto Grande; el Dr. Alejo Menchaca, coordinador de la Plataforma de Salud Animal (PSA) de INIA, y el Dr. Marcelo Rodríguez, quien dirige la Dirección General de Servicios Ganaderos (MGAP). Los tres destacaron que es un desafío prioritario para Uruguay y, por lo tanto, su abordaje requiere de esfuerzos interinstitucionales.


Luego tomó la palabra el director de Sanidad Animal del MGAP, Dr. Carlos Fuellis, quien repasó el estado de situación de la problemática. “Estamos ante una emergencia parasitaria, con un aumento sostenido de la prevalencia en predios, la expansión del parásito en zonas libes y la presencia de focos multirresistencia y de residuos de garrapaticidas en productos de origen animal, lo que genera riesgos en los mercados de exportación y en el consumo interno”, detalló.


Para hacer frente a esto, explicó que el Plan Nacional de Lucha contra la Garrapata tiene tres objetivos estratégicos: controlar la garrapata en la zona endémica, erradicarla de las áreas libres y consolidar el enfoque de “Una salud”. Para lograrlos, se plantearon metas específicas, como establecer un diagnóstico de base a través de muestreos y registros de datos; reducir la morbimortalidad por hemoparásitos ampliando la disponibilidad de hemovacunas; reducir y retrasar la multirresistencia, promoviendo diagnósticos poblacionales de sensibilidad y el uso responsable de acaricidas.


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“Eliminar los residuos de garrapaticidas en la carne y subproductos es una prioridad. Por eso evaluamos reactivar programas como El Vigía, para registrar las ventas de productos veterinarios, y revitalizar los puestos de control sanitario en rutas estratégicas”, destacó Fuellis. En materia legal, apuntó la necesidad de volver a aplicar la Ley de Garrapata Nº 18.268, aprobada en 2008, “que provee todas las herramientas necesarias para enfrentar esta emergencia parasitaria”.


En su turno, el Dr. Menchaca, resumió la problemática y la solución que está investigando la PSA de INIA. Explicó que “las garrapatas se alimentan de la sangre del huésped generando debilidad y sufrimiento a los animales, pero también transmiten diversas enfermedades que causan la muerte en una importante proporción de la población”. “Habitualmente se usan productos químicos para combatirla y eso puede generar problemas de inocuidad en la carne y leche producida, limitando su uso en la ganadería de Uruguay”, agregó.


Para evitar estas dificultades, Menchaca explicó que INIA trabaja en una herramienta de control biológico/genético eficaz, que no requiera usar químicos y con un costo que posibilite su implementación. La solución busca generar machos cuyo genoma permite que, al cruzarse con garrapatas silvestres, las crías hembra no logren sobrevivir y se corte el ciclo reproductivo. “Mejor aún, las crías macho sí sobreviven y además son capaces de transmitir la misma característica a su descendencia. Así, generación tras generación, la población de la garrapata se verá controlada con la disminución de hembras”, señaló.


“Uruguay pierde anualmente cerca de mil millones de dólares por problemas sanitarios en animales, mientras la inversión en investigación es mínima. Innovar en nuevas soluciones es fundamental, al igual que lo es usar bien las herramientas actuales disponibles”, planteó Menchaca.


En esa línea, el Dr. Pablo Parodi, de la PSA de INIA, mostró experiencias prácticas sobre el control en campo. Subrayó que “la estrategia debe centrarse en el control y no en la erradicación, aplicando medidas como la rotación de acaricidas en base a pruebas de sensibilidad, la bioseguridad predial y el uso de hemovacunas”. También insistió en la necesidad de registrar datos y adaptar las prácticas a la realidad de cada establecimiento.


Sobre el final, tomó la palabra el Dr. Diego Moreira, coordinador del Programa Nacional de Residuos Biológicos. Señaló que en el marco del programa se analizan cerca de 7.000 muestras al año, con menos del 1% de no conformidad, “aunque la mayoría de los hallazgos corresponden a garrapaticidas como fipronil, clorpirifós y etión”. En este sentido, advirtió que el uso indebido de estos productos puede comprometer el acceso a mercados, como la Unión Europea o China, y subrayó la necesidad de “un uso responsable y regulado para garantizar inocuidad y sostenibilidad exportadora”.


En el cierre, los expositores valoraron positivamente la instancia y coincidieron en la importancia de mantener el trabajo articulado entre instituciones, productores y academia. “No hay manera de que podamos enfrentar este problema individualmente. La autoridad oficial tiene su deber, pero debemos trabajar en conjunto para hacer frente a este problema de manera sostenible”, concluyeron.


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