
A medida que disminuye la inflación de los precios de los alimentos en Estados Unidos y Europa, los analistas advierten de una nueva era de volatilidad en los precios mundiales de los alimentos, provocada por una serie de amenazas que confluyen de una forma sin precedentes.
Según los analistas, una combinación de calamidades (condiciones meteorológicas extremas, el ataque ruso a los suministros de grano en Ucrania y la creciente disposición de algunos países a erigir barreras proteccionistas al comercio de alimentos) ha hecho que los suministros de alimentos sean más vulnerables y estén menos preparados para absorber cualquier perturbación.
“Esta es la nueva normalidad, con más volatilidad e imprevisibilidad, tanto en los precios de las materias primas como en los de los alimentos”, afirma Dennis Voznesenski, analista de materias primas de Rabobank en Sydney (Australia).
Incluso sin grandes perturbaciones, los precios de los alimentos pueden variar, y son muchos los factores que influyen en el precio de una fanega de trigo o una barra de pan.
El mes pasado, Rusia se retiró del acuerdo sobre cereales del Mar Negro que había permitido las exportaciones agrícolas ucranianas por mar. El índice de precios de los alimentos de las Naciones Unidas subió en julio, interrumpiendo su tendencia a la baja de varios meses, debido a un aumento de los precios del aceite vegetal, impulsado en parte por la preocupación por la escasez de semillas de girasol ucranianas.
Hay otros factores que presionan los precios en los supermercados, como el aumento de los costes laborales, ya que los trabajadores intentan seguir el ritmo de la inflación. Y los productores de alimentos están descubriendo que, en un entorno de precios al alza, pueden subirlos aún más para aumentar sus beneficios.
En comparación con principios de 2020, los precios al consumo de los alimentos han subido un 30% en Europa y un 23% en Estados Unidos.
Las perturbaciones han tenido un impacto desproporcionadamente negativo en los pequeños agricultores y en las personas que viven en países de renta baja, al tiempo que han dejado al mundo vulnerable ante futuros trastornos. El año pasado, más de 700 millones de personas pasaron hambre y 2.400 millones carecieron de acceso durante todo el año a alimentos suficientes y nutritivos, según Naciones Unidas.
“La acumulación de las últimas crisis en los últimos años ha puesto a los países en una situación muy, muy mala”, afirmó Máximo Torero, economista jefe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. “Si hoy llega otro shock, sinceramente no sé cómo lo van a gestionar”.
Fuente EdairyNews
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